28 de noviembre de 2008

¿Crisis del español en EE.UU.?

El País publica hoy el excelente análisis del escritor Eduardo Lago sobre la situación del español en los Estados Unidos en el que se incluyen las tesis que el autor ya explicó en varios de los actos de presentación de la Enciclopedia del español en los Estados Unidos, incluido el de la Biblioteca del Congreso en Washington, D.C., al que tuve la oportunidad de asistir.

Tras leer con calma sus palabras, me pregunto hasta qué punto la crisis económica por la que está atravesando Estados Unidos puede comprometer la visión optimista de Eduardo Lago sobre el mantenimiento del español en dicho país.

Durante los últimos meses han aparecido en la prensa diferentes informes sobre la cantidad de latinos que están abandonando sus domicilios, por ejemplo, en Arizona, uno de los estados con las leyes más estrictas en cuanto a la contratación de indocumentados. Algunos inmigrantes han optado por irse a estados con legislaciones más flexibles pero muchos están regresando a sus países de origen. Esta información fue confirmada por Doris DePaz, una de las más activas representantes de Casa de Maryland, Inc., durante la charla que dio a mis alumnos el martes pasado sobre la función de esta institución y cuyo contenido pueden ver en esta presentación.


Presentación sobre Casa de Maryland



Por otro lado, otro factor digno de consideración es el efecto que está teniendo la crisis en el aumento de los sentimientos xenófobos entre parte de la población de los EE.UU. Ya saben: siempre que algo va mal, el culpable es el que se parece menos a nosotros. Ante la dificultad de encontrar trabajo y de pagar los pagos de las hipotecas abusivas, y el aumento de la actividad de los supremacistas blancos y las amenazas de grupos como los Minutemen, muchos latinos están considerando muy seriamente regresar a sus países (algo que es precisamente lo que persiguen estos grupos radicales). Otros ni tienen tiempo para planteárselo: la orden de deportación les llegó antes de que pudieran esbozar su Plan B.

Asimismo, la crisis es también la causa de la disminución de matrículas en los cursos de lenguas en las universidades y del decreciente número de estudiantes que puede permitirse cursar estudios de español en un país hispanohablante. Además, muchos condados están hablando de eliminar programas de inmersión en lenguas como el español y diversas actividades extracurriculares relacionadas con los idiomas extranjeros.

Como nadie se atreve a pronosticar cuándo va a pasar esta crisis y, mucho menos, qué consecuencias concretas va a tener sobre el estilo de vida estadounidense, resulta muy difícil prever si realmente estas tendencias que se observan ya entre la población latina de los EE.UU. y los estudiantes de español como lengua extranjera van a tener un efecto relevante en la situación del español en EE.UU. a largo plazo. Pero, incluso aunque sea algo pasajero, no deberíamos perderlas de vista ni cuando hablamos de la situación del español en los EE.UU. en la actualidad ni cuando planificamos iniciativas que promuevan el uso de nuestra lengua en este país y que ayuden a mantener el orgullo que sus hablantes sentimos por ella.

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